Un mundo sin música: ¿Cómo cambiaría la humanidad?
“Sin música, la vida sería un error”, dijo el filósofo Friedrich Nietzsche. Hoy nos preguntamos: ¿qué sería de la humanidad si nunca hubiera existido la música? ¿Habría alterado el curso de la historia? ¿Qué papel juega la música en nuestras vidas?
La Federación Internacional de la Industria Fonográfica realizó una encuesta en 2023 con 43,000 personas en 26 países, descubriendo que el 87% de las personas a nivel mundial escucha música regularmente, dedicando alrededor de 20 horas semanales a esta actividad. Y quizás esos números son conservadores.
Si hoy le preguntáramos a las 10 personas con las que mayoritariamente convivimos si escucharon música esta semana, su respuesta sería, seguramente, sí.
No es sencillo dimensionar el impacto de la música en nuestras vidas, puesto que no le estamos tanta atención. Es fácil asumir que la música es simplemente parte indiscutible de la vida.
La música como expresión
Después de todo, en estricto sentido, solo se requiere de un instrumento rudimentario, un ritmo y, si se prefiere, un acompañamiento vocal para crear una melodía.
La música, como expresión de arte atemporal, cumple con el requisito de guardar, poéticamente, nuestros corazones y de fungir como el mensajero de nuestras emociones. Toca la melodía de tu predilección y te verás moviendo la cabeza, dando golpecitos en la superficie más cercana, tratando de seguir el ritmo y tarareando sin pensarlo.
El mismo pensador chino de hace 2,500 años, Confucio, pensaba que la música producía un placer del cual la naturaleza humana no podía prescindir. Es fascinante ver cómo un politólogo y filósofo de una cultura y época distante veía la música como una herramienta para la armonía y el equilibrio de la sociedad.
Las melodías tienen la habilidad única de resonar en nuestras emociones humanas, tanto en momentos personales como en momentos colectivos. La música es un vehículo para la expresión emocional.
¿Qué pasaría en ausencia de la música?
Si la música no existiera, los humanos enfrentaríamos dificultades para procesar sentimientos complejos, lo que nos llevaría a desconectarnos emocionalmente de nosotros mismos y de nuestras sociedades.
La música es un velo invisible de cohesión personal y social que mantiene al ser humano en un espectro saludable, donde no sucumbe a sus instintos animales ni se disocia de lo que lo rodea, convirtiéndose en un autómata.
La salud mental debe mucho a la música. Está probado que las terapias musicales tienen la capacidad de reducir el estrés y de revertir la depresión.
Uno mismo puede administrar sus propias terapias musicales en la comodidad de su hogar y su dispositivo digital. Así como el dicho dice: sé impecable con tus pensamientos, palabras y acciones, también, a la hora de escuchar música, uno debe ser impecable con su elección.
Escuchar música que invite a continuar en un estado melancólico o que fomente un comportamiento violento —como lo son el hip-hop o el rap— puede tener repercusiones en nuestra salud mental.
Ausencia del entendimiento
Las personas que encontramos en la música una manera simple de expresar lo que sentimos experimentaríamos, sin música, una carencia de expresión. Una parte de nuestra humanidad estaría viéndose afectada.
Sin música no habría entendimiento. La música nos entiende y nosotros la entendemos. Sin ella, no nos entenderíamos a nosotros mismos ni a los demás. Parece que el compositor de música clásica Ludwig van Beethoven tenía razón cuando dijo: “La música constituye una revelación más alta que cualquier filosofía.”
Conclusión
Un mundo sin música representaría un cambio profundo y devastador para la humanidad. La música ha sido, desde tiempos inmemoriales, una fuente esencial de expresión emocional, conexión social y creatividad. Sin ella, la humanidad perdería una herramienta clave para comunicar lo inexpresable, unir culturas y sanar el espíritu.
Aunque seguiríamos avanzando tecnológicamente, emocionalmente seríamos más pobres, y las relaciones humanas se volverían más limitadas. La ausencia de música nos obligaría a buscar nuevas formas de llenar el vacío que deja, pero su magia, única e irreemplazable, permanecería como un sueño perdido en el silencio.
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