La Filosofía Como Respuesta by Martin Alonso Aceves Custodio

Reflexiones sobre la Mortalidad

Me desperté hace unos días, un poco desconcertado. Una pequeña complicación médica regresó para atormentarme. Algo sencillo se vuelve complejo y, de pronto, toda la vitalidad se convierte en fragilidad. Un recordatorio que no nos gustaría escuchar muy seguido.

Pensé también en una lista de excompañeros que hoy ya no están vivos. Ellos fallecieron por diversas razones en los últimos años, dejando atrás familias, sueños y juventud. Hoy soy un recuerdo.

Todos seremos un recuerdo en algún momento.

Hay algo triste en pensar en la propia mortalidad. ¿Por qué nos aferramos a ignorar nuestra propia fragilidad? ¿Por qué vivimos la mayoría de nuestros días sin pensar que pueden ser el último?

Ser frágil da miedo. Nos limita en muchos ámbitos. Al no pensar en un futuro inmediato, no encontramos la motivación para seguir adelante. La fragilidad de la cual somos plenamente conscientes, pero que al mismo tiempo mantenemos prisionera en un rincón de nuestros pensamientos, es un misterio de la vida. Se trata también de una belleza.

Pensar a diario que este momento puede ser el último puede parecer difícil si no le damos un significado. En cambio, cuando ponemos en perspectiva que reconocer la fragilidad de la vida nos ayuda a vivir cada experiencia con intensidad, gratitud y pasión, la fragilidad se vuelve el matiz que denota la belleza de estar con vida aquí y ahora.

Reflexionando

El poeta y escritor argentino Jorge Luis Borges escribió en su poema “Instantes” una reflexión sobre esa belleza:

“Si pudiera vivir nuevamente mi vida, en la próxima trataría de cometer más errores. No intentaría ser tan perfecto, me relajaría más. Sería más tonto de lo que he sido, de hecho tomaría muy pocas cosas con seriedad. Correría más riesgos, haría más viajes, contemplaría más atardeceres, subiría más montañas, nadaría más ríos.”

La llama de la vida se extinguirá de un momento a otro. ¿Y después, qué nos queda? Nadie sabe qué hay más allá del horizonte de la muerte.

Para concluir

No tomemos la fragilidad de nuestras vidas como una invitación a sobrevivir la vida —nadie lo ha hecho—, tomémoslo como el recordatorio de que debemos de honrar esta vida que nos fue regalada.

Seamos gentiles los unos con los otros. Realicemos acciones de compasión, perdonemos y amemos por el simple hecho de hacerlo. Disfrutemos aquello que en el momento es importante.

¿Qué acciones tomarás? Comparte tu opinión con el autor Martín Alonso Aceves Custodio y toda nuestra comunidad de La Filosofía Como Respuesta.

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