La Filosofía Como Respuesta by Martin Alonso Aceves Custodio

El impacto de los criterios ESG en el mundo empresarial

Los criterios ESG, que por sus siglas en inglés significan medio ambiente, social y gobernanza, tienen una importancia creciente en el mundo empresarial de hoy. 

Estos evalúan el desempeño de una empresa en términos de su impacto en los criterios mencionados, aludiendo a que, a largo plazo, las empresas que adoptan prácticas sostenibles y responsables tienen un mejor desempeño.  

Pero, ¿qué hay de cierto en esto y cómo toman esta idea las empresas?  

El célebre escritor Víctor Hugo pronunció una vez: “Toda gran empresa debe empezar por educar el alma antes de tocar el bolsillo”, una idea romántica que tardó siglo y medio en ser considerada por los líderes sociales.

La historia

Históricamente, se considera que la Compañía Holandesa de las Indias Orientales (1602) fue la primera empresa en emitir acciones a los inversionistas que financiaban sus expediciones. Sabemos de otros ejemplos en la Edad Media, donde se emitían participaciones en la propiedad de empresas a cambio de capital, como lo hacían los Medici en Florencia. 

Sin duda, un precursor de los conceptos de acciones y accionistas. Conceptos que hoy están ligados a toda empresa y que representan el corazón y la razón de abrir una compañía: generar ganancias para sus accionistas.  

Sin tanto parloteo sobre misión, visión y valores, quienes hemos emprendido sociedades en el mundo empresarial lo hemos hecho con un objetivo en mente: generar beneficios para los accionistas.

Este modelo ha sido estructurado así por lo menos en los últimos 400 años, y seguramente durante los últimos 2,000 o 3,000 años, en sociedades donde se ha permitido alguna forma de libre comercio.  

Origen del ESG  

En la década de 1970, marcada por varios movimientos ambientalistas, surgió el concepto de ESG. La población, consciente de la huella ecológica que el progreso industrial estaba dejando, comenzó a evaluar a las empresas por su impacto ambiental y social.  

Así pasaron un par de décadas sin mayores avances en la mente del emprendedor promedio, hasta que en la década de 1990 se volvió a popularizar el término “socialmente responsable”, en el cual las empresas se sometían a prácticas éticas y sociales que iban a la par de los intereses monetarios de los accionistas.  

Por fin, en la década de los 2000, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) promovió a nivel mundial la integración de los criterios ESG en la toma de decisiones empresariales y financieras.  

Empresas socialmente responsables  

La vigilancia ESG es llevada a cabo en la actualidad por varias organizaciones e iniciativas gubernamentales. No hay un órgano internacional centralizado que supervise el cumplimiento o sancione el incumplimiento de estos criterios. 

Estamos hablando de que el futuro de la sustentabilidad mundial, dependiente de prácticas empresariales, aún no es lo suficientemente prioritario como para que exista un consenso internacional.  

¿Por qué ocurre esto?  

Hay gobiernos más responsables que otros. Los países europeos tienen marcos regulatorios bien definidos que facilitan y motivan a las empresas a adoptar medidas ESG que garantizan su sostenibilidad. 

Sin embargo, países altamente empresariales como Estados Unidos, China e India aún enfrentan retos que impiden la adopción de estas prácticas.  

La principal oposición de las empresas para implementar medidas ESG radica en los costos asociados con la implementación y la mentalidad de los accionistas, que buscan maximizar la rentabilidad sin priorizar la sostenibilidad.  

Algunas empresas que sí cumplen con ESG lo hacen por razones equivocadas: buscan publicidad al cumplir con lo mínimo establecido y capitalizan la “moda” de la sustentabilidad para mejorar la percepción de su marca.  

¿Por qué las empresas deben adoptar ESG? Impacto, beneficios y responsabilidad moral

Responsabilidad moral  

En una sociedad globalizada en la que más del 70% de la población laboralmente activa trabaja para empresas de la iniciativa privada, las corporaciones juegan un papel fundamental.  

El supuesto proverbio nativo americano, “No heredamos la Tierra de nuestros antepasados; la tomamos prestada de nuestros hijos”, refleja con claridad la mentalidad que todos, la iniciativa privada, los Estados y los autoempleados, deberíamos adoptar en todo momento. 

No podemos explotar los recursos naturales como si no hubiera un mañana. La rentabilidad y la sustentabilidad no están peleadas.  

Hacemos un llamado a los accionistas de todas las empresas a ver más allá del valor monetario. Existen formas de beneficiarse económicamente y, al mismo tiempo, aportar al esfuerzo global por la sustentabilidad.  

El deber moral

Las empresas y sus accionistas tienen un deber moral con la comunidad a la que sirven y con la sociedad global. Sin ellos, la empresa no podría existir.  

Parte del compromiso que las autoridades nacionales e internacionales deben asumir en este punto es no socavar las libertades de las empresas en materia social, evitando que las tendencias pasajeras se conviertan en simples indicadores de conciencia corporativa.  

La época en la que la supremacía del accionista propuesta por Milton Friedman era evangelio capitalista ha terminado. La empresa tiene un deber moral inherente y la responsabilidad de responder por el impacto que sus acciones generan en la sociedad y el planeta.  

La relación interdependiente entre empresas y sociedad exige un compromiso que vaya más allá de intereses egoístas.  

Conclusión

Las empresas deben adoptar ESG (criterios ambientales, sociales y de gobernanza) no solo por responsabilidad moral, sino porque es una estrategia clave para el éxito sostenible. 

Implementar ESG mejora la reputación corporativa, fortalece la confianza de los inversionistas y optimiza la eficiencia operativa. Además, contribuye al bienestar social y ambiental, generando un impacto positivo que trasciende lo económico. 

En un mundo cada vez más consciente, el compromiso con ESG no es una opción, sino una necesidad para construir un futuro responsable y competitivo.

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